"Mientras que es
imposible controlar lo que nos sucede, sí podemos controlar en mayor o menor
medida la forma en la que asimilamos aquello que nos sucede." Carl Jung
Esta sociedad cada vez más exigente, empuja casi por obligación a ser más valientes, fuertes, que no estemos tristes por cualquier tipo de perdida, y que en poco tiempo te rehagas, impidiendo de este modo la expresión adecuada de las emociones.
La negación o exclusión de las mismas, no reconocerlas o inhibirlas simplemente ayudan a construir una coraza que si al mismo tiempo te protege de igual manera te imposibilita avanzar y estar preparados para descubrir otras probabilidades y posibilidades de salir adelante.
Es normal que se produzcan síntomas de ansiedad, la aparición de la frustración y emociones negativas: como tristeza por los sentimientos maltratados y defraudados derivados por la sensación de pérdida . El dolor y la rabia se suceden dañando la autoestima y la seguridad en uno mismo. La atmósfera en la que tienes que transitar casi es insoportable por de la incertidumbre del cambio, todo ello provocando estrés e inestabilidad.
Una vez reconocido, enumerado, repasado, listado, todo este tsunami de convulsas sensaciones y emociones. Es normal que tu mundo se halla venido abajo, que te sientas vulnerable y no sepas a ciencia cierta quién esta de tu lado y quien pueda llegar a comprender la situación. Por tanto se debe intentar disfrutar de la vida, encontrar personas positivas, flexibles y dispuestas a escuchar, en las que confiar para hablar y comunicar. Y finalmente sonreír...
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