Un verano Slow Zen... Durante tres semanas he vivido en mi Sangrila particular, al otro extremo del Douro de la península Ibérica. Un slow zen de lujo para mis sentidos, allí donde se expande el tiempo e incluso puedes masticarlo. a veces necesitas mucho relax cuando no te abandona el modo Kusturica-Anderson...
Puedo ver como navega y rumbo toma el viento
cada espacio que recorres refleja wabi sabi
el cielo juega que vuela entre las nubes
el sonido marca las horas del día sin necesidad de mirar , incluso te avisa si ha sucedido algo
disfrutar de la naturaleza mientras paseas
contemplando todos los mínimos detalles
disfrutas de la gente que adoras con más intensidad
tienes todo el tiempo para leer
como fuera hace un calor infernal, dormir la siesta es un imperativo
te sientes slow zen, como flotando entre las estrellas
es fácil al despertar ver una mariposa amarilla jugando con una araña
merendar punk y rosquillas de anís
comer productos frescos de la huerta
encontrar en las calles producto de primera
contemplar el blanco roto
hablar con el silencio
Y al final contemplar cielos de película...
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